​ (Versión ampliada de mi artículo de hoy en Hoy)
Durante el conflicto armado de 1965, el dramaturgo Franklin Domínguez, escribió una alocución que leía diariamente el locutor Luis Acosta Tejeda al iniciar las transmisiones de Radio Constitucionalista, órgano oficial del movimiento de Abril. Esa ​ alocución diaria mantuvo en alto la moral constitucionalista durante los largos 5 meses que duró de aquella gesta.
 
Al escucharla, me hacía recordar un artículo de la revista Selecciones que había leído en mi infancia. Se trataba de unos exploradores que la corriente de un río los había arrastrado aguas abajo en un 10 kms de distancia de su objetivo. Teniendo que remar aguas arriba en una canoa, los exploradores tendían a desmoralizarse. Uno de ellos levantó la consigna que no pensaran en la totalidad de la distancia que tenían que recuperar, sino en alcanzar el próximo kilómetro.
Por eso tomamos ahora el título para esta colaboración con la intención que aprovechemos esas experiencias para levantar la moral dominicana para encarar la pandemia que nos abate y sus secuelas económicas, políticas y sociales; pensando no en el largo recorrido que falta, sino en el cada día que habrá de transcurrir.
Aquella alocución inflamaba el ánimo de los combatientes utilizando el título como estribillo. Así procedemos ahora. Proclamemos que estamos en pie para levantar el ánimo de la nación: un día más.
“Un día más, dominicanos”, para soportar privaciones y constreñimientos que tenemos que someternos para detener la propagación del virus, evitando socializaciones excesivas y practicando distanciamiento social.
 
Un día más procurando racionalizar nuestras actitudes y comportamientos para transmitir sosiego a nuestros compatriotas y frenar el pánico que en ocasiones genera males peores que la pandemia misma
Un día más tratando de recurrir al máximo de nuestra inteligencia para encontrar fórmulas que nos permitan seguir produciendo y mantener empleos creados; combatiendo desabastecimientos y despidos potencialmente provocadores de conflictos y desórdenes que agravarían la situación social y económica imperante antes y después de la pandemia.
Un día más para aplaudir a nuestro personal sanitario y cuerpos de orden que se mantienen en el campo de batalla, hospitales y calles; eeclamando al mismo que sean mejor equipados para protegerlos de contagio e inseguridad.
Un día más para apoyar a aquellas autoridades que se han esforzado en asumir sus responsabilidades, tomando decisiones y medidas correctas, idóneas, efectivas y oportunas, para encarar situaciones. Y para repudiar aquellos que se aprovechan de las calamidades sufridas para hacer negocios y cosechar dividendos políticos.
 
Un día más para instar a las autoridades que se abran y den participación deliberante al potencial de cooperación de nuestras fuerzas activas-empresarios, trabajadores, proveedores de servicios, asociaciones y comunidades, etc- ​ para así superar, conjuntamente, no unilateralmente, obstáculos y dificultades presentados.
Un día más para confiar en la iniciativa particular, cuya disposición ha quedado evidenciada hasta para producir mascarillas, en que emprenderán al máximo sus potencialidades creativas para contribuir a superar la situación que padecemos; estimulados o no por un gobierno tentado por vocación estetizante. ​ ​ ​ ​
Un día mas para que nuestro liderazgo político encuentre fórmula para salvar la disposición constitucional de posesionar un nuevo gobierno el próximo 16A ante dificultades para celebrar elecciones y posibilidades de caer en vacío de poder.
Finalizamos como Dominguez y Acosta concluían su arenga: ​
“Al despertar cada mañana, al levantar nuestros ojos al cielo y rezar una oración a Dios, repitamos convencidos, un día más, dominicanos; y el triunfo definitivo será nuestro”.
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