“There’s nothing stronger than the heart of a volunteer”

En momentos que la degradación política asociada a groseras utilizaciones de recursos bloquea idealismos convenientes para nuestro desarrollo, nos viene a la memoria la respuesta del coronel Doolittle, comandante de una de las hazañas más espectaculares de la Segunda Guerra Mundial, el primer ataque aéreo a Tokio, cuando le inquirían sobre su optimismo en el éxito de esa riesgosa operación: “No hay nada más fuerte que el corazón de un voluntario”.

EEUU concibió éstos ataques procurando levantar moral tras el golpe asestado por Japón a su base de Pearl Harbor el 7/12/1941. El primer ataque apenas tardó cuatro meses en implementarse. Dieciséis bombarderos B25 despegaron del portaaviones US Hornet para atacar objetivos. No podían retornar al portaaviones. Tenían que aterrizar en China o Rusia. Sin protección defensiva. EEUU no era la potencia militar que es hoy: Solo disponía5 portaaviones.

Interceptado el US Hornet por inteligencia naval japonesa a 1100 kilómetros de sus costas, los ejecutores de la operación tuvieron que precipitarla a pesar de faltar nueve horas de navegación para alcanzar el punto programado de lanzamiento. Los preparativos del despegue fueron frenéticos: Hubo que aligerar aviones, desprenderse de todo lo desprendible. Con combustible ceñido 5 horas de vuelo de ida sin regreso.

A pesar de estas adversidades, el coronel Doolittle se mostraba confiado de la operación. Lo justificaba en la fuerza de voluntad, corazón y entusiasmo “de sus muchachos”. Y así resultó. Su éxito imprimió un giro a la guerra y cambió el curso de la historia.

No había que irse tan lejos para demostrar como fortaleza de corazón, voluntad y entusiasmo, garantizan triunfar en hazañas desafiantes.

En1962, el maestro de la actual clase gobernante, Juan Bosch, copió la frase “Vergüenza contra dinero”, original del político cubano precursor de Fidel Castro, Eduardo Chibás, como forma de contrarrestar el apoyo de grupos poderosos que prohijaban a su archirrival, Viriato Fiallo. Balaguer, a pesar de sus ejecutorias y “funditas”, perdió las elecciones en 1978, pudiendo haberlas perdido desde 1974 ante el ímpetu del Acuerdo de Santiago de éste no haberse retirado sugestionado por militares con paños rojos en bayonetas. El PRD no pudo retener el poder en 1986, ni el PLD en 2000, ni Hipólito en 2004.

Nadie debería, pues, sugestionarse por el ejercicio abusivo del poder ni por el uso excesivo de recursos, creyendo que garantiza retenerlo. Incluso, la grosera utilización de recursos puede provocar indigestiones que terminan repugnando gastos demasiados “que hasta Dios lo ve”.

Basta concitar fuerza y corazón en voluntades capaces de entusiasmar, hasta despertar conciencias vencidas y adormecidas, para librar, triunfalmente, batallas riesgosas.

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