Todo pues está previsto y nada falta, salvo cumplirlo, como consigna el juramento presidencial, “fielmente los deberes” a su cargo.
Por ejemplo: Parte de esos deberes constituyen “Velar por la buena recaudación y fiel inversión de las rentas nacionales” (art.128.2.e); incumplido, puesto que las recaudaciones no son buenas como lo demuestra el alto grado de evasión por la informalidad consecuente de políticas y procederes gubernamentales. Ni tampoco se está cumpliendo la fidelidad en inversiones de las rentas hoy caracterizadas por gasto concentrado en burocracia, subsidios y deudas así como asignaciones de baja calidad en cuanto al que, como, cuando y donde invertir. Y su dudosa idoneidad por la evidente corrupción ya admitida.
Como resultado, la fiscalidad deficitaria se equilibra con endeudamientos que condicionan decisiones mermando nuestra independencia y soberanía consignada en juramentos trinitario y constitucional.
Tampoco se están cumpliendo los derechos ambientales previstos en el art.67: “prevenir la contaminación, proteger y mantener el medio ambiente…desarrollo y preservación del paisaje y de la naturaleza”. Prohíbe la introducción de desechos to´xicos y peligrosos…y manda que “En los contratos que el Estado celebre o en los permisos que se otorguen…se considerará incluida la obligacio´n de conservar el equilibrio ecológico…restablecer el ambiente a su estado natural, si este resulta alterado”. Y la obligación de los poderes públicos para imponer “sanciones legales…por dan~os causados al medio ambiente y a los recursos naturales y exigirán su reparacio´n”.
Nada de eso se ha observado desde Punta Catalina hasta las últimas explosiones e irrupciones como la reciente ruptura de la tubería de agua afectando a 3 millones de capitaleños por parte de una empresa etérea.
Ante estos perjuros hacemos nuestro el lamento de Aida, princesa etíope capturada y esclavizada por egipcios, magistralmente musicalizados en la ópera de Verdi:
¡Oh patria mía…de “cielos azules…suaves brisas nativas, donde brilló serena mi juventud…Verdes colinas…orillas perfumadas..Frescos Valles…
¿Nunca volveré a verte?”