Reeditando la vía reformista
Necesitándose una tercera vía electoral contrapuesta al PLDismo gobernante ante una oposición cuya praxis luce más de lo mismo con distintas caras, conviene reeditar la vía seguida por el reformismo durante sus 22 años de gestión.
Más alla de la transformación física, el reformismo transformó la economía para mejorar las condiciones de vida de los dominicanos mediante sus políticas y reformas.
La transformó diversificándola con zonas francas, turismo y remesas. Sumadas a la producción primaria incentivada mediante inversiones y exenciones, durante esos 22 años, el PBI se expandió 3.5 veces más que bajo administraciones post-reformistas. Restándole aportaciones PRDistas (1978-1986), el PBI reformista fue 16.4 veces mayor que en 1966, al pasar de US$984millones a US$16,138millones. En los 22 años del 1996 al presente, el PBI se expandió solo 4.7 veces: de US$17,156millones a US$80,980millones; quedando demostrado que el reformismo expandió la economía tres veces y media más que el post-balaguerismo predominado por el PLD; echando por el suelo la principal bandera propagandística del PLD: el crecimiento del PBI
Y esto logrado sin mayores endeudamientos. Hoy la deuda pública consolidada es de US$40,686millones, 10 veces mayor que 1996 y equivalente al 52%/PBI, mientras en 1996 era 22%. En otros términos, con relación al PBI, estamos dos veces y media más endeudados que antes debido a malgastos corrientes que consumen totalidad de recaudaciones.
Tambien transformamos lo social. Superamos pobreza haciendo que la economía creara puestos de trabajo. El 14% desempleado que dejamos en 1996 no ha sido mejorado y el empleo es más informal. El Estado no hipertrofiaba burocracia ni inhibía emprendimientos adocenando personas subsidiandolas con bonos para disminuir pobreza monetaria, no la real. Las leyes agrarias distribuyeron riqueza en campos y la asistencia social en naturaleza, sin discriminaciones tarjetearías asociables al sufragio en elecciones, mitigaban urgencias. Una nueva clase media fue creada así como una nueva clase empresarial, dicen de 300millonarios, con riqueza mejor habida. Hoy una treintena de nuevos multimillonarios asociados en corporación partidista-gubernamental que institucionaliza corrupción concentra riqueza malhabida. Aquella corrupción de ventorrillo, aislada, era detenida en puertas que ahora viven sistemáticamente abiertas con dimensiones almacenarias. Mientras fiscalidad reformista era superavitaria, la post-balaguerista es deficitaria. Mientras aserraderos fueron cerrados, ahora hasta se contrabandea guaconejo. Mientras control epidemiologico era riguroso, ahora importamos epidemias. Mientras se cantaba en escuelas y se hacía formación militar al izar la bandera, ahora los himnos se confunden en el altar de la patria. Y banderas raídas, cuando se izan, lo hacen a deshora.
La nación exige ideas y modelos de gestión diferentes que hayan probado resultados comprobados.
Ante agotamiento del tiempo para surgimiento de nuevas fuerzas capaces de diseñar un proyecto confiable y convincente, con capacidad para gobernar; recae en el reformismo la oportunidad y responsabilidad de reeditar uno avalado en sus convicciones doctrinarias y en sus ejecutorias gubernamentales que son potencialmente más sintonízables con las presentes demandas ciudadanas: Eliminar malgastos para disciplinar fiscalidad, alcanzar superávit fiscal para no endeudarse, distribuir el crecimiento a través reducir y mejorar la formalidad del empleo, reducir desigualdades, superar precariedad de servicios públicos, proteger medio ambiente, preservar identidad nacional, etc…