Nuestra madre naturaleza se enfureció sobre regiones dominicanas, arrojandole lluvias como para recuperarse de agresiones que hemos infligido. Las autoridades. en lugar de modificar su actitud agresiva, siguen reaccionando para aumentarlas: un Ministro palaciego declara “enfrentar” la naturaleza y el Ambiental se limita a hacer llamado como si no fuera gobierno.
Hace mucho que se viene advirtiendo que la agresión a la naturaleza provoca impetuosidades meteorológicas sin que los responsables tomen en serio estas advertencias y recapaciten reconciliandose con ella. Tras declaraciones a “enfrentar” subyace la misma belicosidad provocadora de agresiones y tras llamados, una pasividad.
Gobernantes internacionales regatean comprometerse a acuerdos de Cumbres-Río Johannesburgo. París y Marruecos, mientras sus pares nacionales provocan o toleran depredaciones.
Se tumban árboles y deforestan bosques procesándolos irracionalmente o quemandolos para carbón, impidiendo regulación moderadora del ciclo hidrológico; que hojas y raices amortigüen impacto de lluvias y retengan conentías. Desprotegen cuencas de captación y embalses que almacenan aguas retenidas por presas. reduciendo capacidad de
almacenamiento por acumulación de sedimentos arrastrados por lluvias.
Permiten emplazamientos en lugares riesgosos. Recuérdese insistencias en emplazar escuela en Los Cocos. a orillas del Río Ozama y la cañada de Bonavides. Muchas edificaciones hoy afectadas fueron levantadas con desafíos similares a esta escuela. Qué decir de negligencias de permitir localización de viviendas en zonas riesgosas.
Nuestras carreteras y puentes se construyen desafiando la naturaleza: colocando capa asfáltica sobre terrenos naturales o rellenados con caliche. tal y como evidencian fotos publicadas de desastres acaecidos. No se observan bases ni sub-bases con material granulado que faciliten filtrar aguas caidas e impidan presiones sobre pavimentos procedentes de aguas laterales o subterráneas. Tampoco cunetas, bombeos y peraltes para el drenaje y desagüe de
aguas. Los taludes laterales de corte y relleno carecen de compactación y pendientes adecuadas para evitar deslizamiento de tierras sobre vías o filtraciones subterráneas. Encima de ello se carece de supervisión sobre el peso que debe gravitarsobre nuestras carreteras asi como adecuados programas de mantenimiento.
Mucho de lo anterior sucede por negligencias administrativas de organismos competentes para supervisar foresta. edificaciones y carreteras. Otras por ignorancia o por ignorar los efectos de estas omisiones, 0 por insensibilidad social de una clase gobemante que se ha subrogado la atribución de usufructuar antojadizamente el patrimonio público, 0 para ocultar practicas viciosas en obras encubridoras de corrupción al no construirse como indicaban planos, diseños, presupuestos y especificaciones
Los desastres acaecidos nos brindan oportunidades para cambiar de actitudes ante la naturaleza. En lugar de seguirla “enfentando” o limitarse a llamados; los gobernantes deben emprender acciones firmes, pero armonizadas y respetuosas con ella.